Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948 (artículo 26) es el primer instrumento jurídico internacional que reconoce la educación como un derecho. Se trata de un instrumento vinculante no legal pero con un gran alcance político y moral. Representa el reconocimiento universal de los derechos básicos y las libertades fundamentales son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y aplicables por igual a todos. Es en el corazón del sistema de las Naciones Unidas y ha inspirado a los tratados de derechos humanos aprobados desde entonces.