Décalaration faite par l'Initiative pour le droit à l'éducation, et 68 autres organisations de la société civile du monde entier, saluant la publication le 24 November 2022 de l'Observation générale 7 sur les obligations des États en vertu de la Charte africaine des droits de l’homme et des peuples dans le contexte de la prestation privée de services sociaux, par la Commission africaine des droits de l'Homme et des peuples.
Le présent rapport est soumis à l’Assemblée générale en application des résolutions 8/4 et 44/3 du Conseil des droits de l’homme. Dans le présent rapport, la Rapporteuse spéciale sur le droit à l’éducation, Koumbou Boly Barry, s’intéresse à l’éducation et à la protection de la petite enfance (EPPE) sous l’angle des droits humains, en considérant les besoins multisectoriels des enfants et de celles et ceux qui s’occupent d’eux.
L’éducation et la protection de la petite enfance est une notion qui combine l’apprentissage et les soins dont les enfants ont besoin de la naissance à l’âge de 8 ans, et qui témoigne du fait que le droit à l’éducation est indissociable des droits à la santé, au logement, à l’alimentation, à l’eau et à l’assainissement, ainsi que des droits culturels, et d’autres encore. Si l’importance de l’éducation et de la protection de la petite enfance a été largement reconnue dans les cercles humanitaires et dans le domaine du développement, c’est une notion qui n’a pas été suffisamment codifiée dans le droit des droits humains. La Rapporteuse spéciale se penche sur les aspects de l’éducation et de la protection de la petite enfance qui relèvent des droits humains et recommande que leur soit consacré un instrument des droits humains à part entière.
Delphine Dorsi, Director of Right to Education Initiative and Jamil Salmi, Global Tertiary Education Expert join Emma Sabzalieva, Head of Research and Foresight (UNESCO IESALC) to talk about inclusion policies and initiatives around the world and how they connect to the right to higher education.
The final report of outgoing UN Special Rapporteur on the right to education, Ms Koumbou Boly Barry, addressing the right to early childhood care and education (ECCE), highlights the wide ranging ‘developmental, educational, social, cultural and economic benefits’ of ECCE to children, their families and wider society, and urges states to recognise and enshrine ECCE rights from birth until primary school, significantly calling for a more specific legal instrument to be established to complement the protections already established in international human rights instruments.
This report reflects a milestone in the realisation of young children’s right to education, and thus paves the way for long-term change and improvement to education systems, entrenched inequalities, and cohesive social development.
We wish to offer our sincere thanks to the outgoing Special Rapporteur Koumbou Boly Barry and acknowledge her for giving precedence to the right to education of young children in her report, and also for the overall contribution towards the realisation of the right to education during her mandate.
This statement synthesises some of the key information contained in the outgoing Special Rapporteur's report, and acknowledges her contribution across the two terms of her mandate.
In her progress report, the Special Rapporteur on the right to education notes difficulties in the carrying out of her mandate which originate in inadequate servicing by the Office of the High Commissioner for Human Rights, and also points out an innovative facet she has introduced, follow-up to her country missions, following the Commission’s emphasis on promoting the right to education.
E/CN.4/2000/6
La emergencia climática, el aumento de las desigualdades y la pandemia del COVID-19 han reafirmado los fallos y las limitaciones del actual modelo neoliberal para responder a las crisis y garantizar una vida digna para todos. Es necesaria una transformación en la organización de nuestra economía para afrontar los retos que el mundo tiene actualmente y crear sociedades justas, inclusivas, socialmente justas, equitativas y sostenibles.
Con este fin, actores de una amplia gama de movimientos, sectores y regiones se han movilizado en los últimos años para reclamar y reconstruir los servicios públicos como base de una economía justa y equitativa que funcione para todos. Los hitos clave han sido la primera conferencia mundial "El futuro es público", celebrada en Ámsterdam en 2019, que reunió a más de 400 participantes para debatir estrategias para devolver lo "público" a los servicios públicos y construir la propiedad pública democrática de la economía, y el lanzamiento del Manifiesto Global de la Sociedad Civil sobre los Servicios Públicos en octubre de 2021, firmado por más de 200 organizaciones.
Del 29 de noviembre al 2 de diciembre, más de mil representantes de más de cien países, de movimientos de base, organizaciones de derechos humanos y de desarrollo, movimientos feministas, sindicatos y otras organizaciones de la sociedad civil, se reunieron en Santiago de Chile, y de forma virtual, para debatir el papel crítico de los servicios públicos para nuestro futuro.
Después de la reunión, la Declaración de Santiago para los Servicios Públicos fue redactada por un grupo de redacción que representó a todos los sectores, con base en las notas y discusiones llevadas a cabo durante los cuatro días.
Nos encontramos en una coyuntura crítica. En un momento en que el mundo se enfrenta a una serie de crisis, desde la emergencia medioambiental hasta el hambre y la profundización de las desigualdades, pasando por el aumento de los conflictos armados, las pandemias, el aumento del extremismo y la escalada de la inflación, está gestándose una respuesta colectiva. Se está creando un gran movimiento y están surgiendo soluciones concretas para contrarrestar el paradigma dominante de crecimiento, privatización y mercantilización.
Cientos de organizaciones de los sectores de la justicia socioeconómica y los servicios públicos, desde la educación y la salud hasta los cuidados, la energía, la alimentación, la vivienda, el agua, el transporte y la protección social, se están uniendo para hacer frente a los efectos nocivos de la comercialización de los servicios públicos, reclamar el control público democrático de los mismos y volver a imaginar una economía verdaderamente igualitaria y orientada a los derechos humanos que funcione para las personas y el planeta.
Exigimos el acceso universal a unos servicios públicos de calidad, equitativos y transformadores de las relaciones desiguales de género como base de una sociedad justa y equitativa.
Nuestro futuro es público
Únete a nuestro llamamiento en favor del acceso universal a unos servicios públicos de calidad, equitativos y transformadores de las relaciones desiguales de género como base de una sociedad justa y equitativa.