La importancia de la educación y su naturaleza multifacética quedan puestas en evidencia por el hecho de que los Estados se comprometen con ella de muchas maneras y con distintos propósitos. Además del compromiso legal de los Estados con el derecho a la educación, los Estados también se han comprometido políticamente con la educación como una parte integral para lograr el desarrollo sostenible a través de la recién adoptada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (“Agenda 2030”).

El desarrollo sostenible tiene como objetivo “la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, la lucha contra la desigualdad dentro de los países y entre ellos, la preservación del planeta, la creación de un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible y el fomento de la inclusión social” (Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: párr. 13).

En 2015, la comunidad internacional adoptó la Agenda 2030 para aprovechar los logros y abordar las deficiencias de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). La Agenda 2030 es amplia y de carácter integral, y aborda problemas sistémicos como el hambre, la pobreza y la desigualdad, así como cuestiones más generales de gobernanza como la rendición de cuentas, la financiación y la corrupción. La Agenda incluye diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que todos los Estados (no sólo el “Sur Global”) se han comprometido a cumplir antes de 2030. El ODS 4 está centrado en la educación.